Degustamos los vinos que Jorge Correa elabora bajo la línea de Los Siete Locos, un proyecto pequeño de 15000 botellas al año que nace en 2020, apenas dos meses antes de la cuarentena, que el mismo Jorge define como de vinos conceptuales. El nombre hace alusión a la novela de Roberto Artl, que Jorge conoció en la escuela secundaria, durante las horas de Literatura.
Jorge tiene una trayectoria importante que empieza en Susana Balbo y termina como enólogo de Penedo Borges, pasando por bodegas en Salta y en la Patagonia y en México.
Todos los vinos de la línea son blends y recuerdan a los personajes de la novela, tanto a los principales como a algunos secundarios. Las diferentes añadas son llamadas Capítulos (ya va por el Capítulo III) y las diferentes etiquetas del proyecto están divididas en categorías "metálicas", que recuerdan el trabajo de un alquimista: el Blend Plomo, formado por El Buscador de Oro (el único blend de blancas), El Desamor y El Traicionero, vinos con un paso leve por madera; el Blend Bronce, con un mayor paso por madera, compuesto por El Inventor, El Astrólogo, El Rufián Melancólico y El Mayor; El Blend Cobre, con una sola etiqueta, La Rosa de Cobre, un vino donde predomina un varietal y un pequeño porcentaje de una segunda variedad potencia el producto final para hacerlo único; El Blend Oro, también con una sola etiqueta que se espera para este año, pero de un nombre con peso propio: La Orden de los Caballeros del Oro Rojo; y finalmente, el Blend Níquel, que no estaba pensado en el proyecto inicial, pero surge para dar lugar a personajes secundarios de la novela, con una filosofía de vinos únicos, que salen, se agotan y no se repiten. Dos etiquetas forman este blend "volátil": La Coja, un clarete, y el Farmacéutico. Nada menos que once etiquetas por ahora.
Los vinos son elaborados a partir de uvas compradas a productores vecinos y la vinificación se hace en una bodega "amiga", tal como la define Jorge. Probamos cinco etiquetas y aquí van los comentarios:
El Buscador de Oro 2022 es un blend donde el 50% está conformado por Chardonnay y la otra mitad está más o menos repartida entre Semillón, Sauvignon Blanc y Pedro Ximenez. Las uvas de los tres primeros varietales son de Agrelo y el PX es de Zona Este. Las cuatro variedades se vinifican por separado y solo el CH pasa por madera. De nariz muy frutal, que recuerda a frutas de carozo como durazno y damasco. En boca es fresco, con acidez media+ y un perfil a fruto seco que recuerda a la nuez. Se presta para tomar bien fresco, un vino piletero en palabras de Jorge.
El Farmacéutico es un blend de cepas españolas e italianas, 50% de Tempranillo, 30% de Sangiovese y el 20% restante de Nebbiolo. Es, además, un blend de añadas, por eso la etiqueta no declara año. De nariz compleja, fruta roja (frutilla, cerezas) que va dejando su lugar a notas herbales en una segunda capa. En boca la acidez es media a media+, los taninos están bien marcados y amalgamados, de final medio a prolongado. Este Blend de Níquel resultó uno de los puntos altos de la degustación.
Seguimos con El Desamor 2020, elaborado a partir de Cabernet Franc (60%), Malbec (28%) y Marselán. De nariz muy frutal, combinada con notas especiadas, resulta compleja, invita a degustar agitando la copa. En boca es franco, de acidez media-, taninos presentes y de buen final, medio a prolongado.
Pasando al Blend de Bronce, el Inventor 2020, elaborado a base de Malbec (60%), Syrah (25%) y Cabernet Sauvignon. De nariz muy compleja, perfiles frutales y herbáceos por igual, ideal para jugar a identificar aromas. En boca resultó franco, de taninos muy marcados, seguramente un tiempo de decantación debería favorecer mucho este vino complejo.
Terminamos con El Astrólogo 2020, otro Blend de Bronce, en este caso elaborado a base de Petit Verdot (50%), Cabernet Franc (35%) y Cabernet Sauvignon. Nuevamente la nariz resulta compleja, con notas herbales y vegetales dominando, con un perfil frutal muy sutil, en segundo plano. En boca es franco, de acidez media, taninos presentes y bien combinados, de final medio a prolongado.
En Los Siete Locos, Jorge apuesta por blends no tradicionales y logra productos finales de mucha calidad, vinos de nariz compleja en muchos casos, que invitan a agitar la copa y pasar un buen rato antes de tomar, y a su vez muy bebibles, que es la intención última que persigue el enólogo.
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