El jueves 9 de enero estuvimos en la primera degustación del año en Alma de Los Andes. En este caso para probar los vinos de Gen del Alma, un proyecto que nació en 2012 de la mano de Gerardo Michelini y de Andrea Mufatto. El proyecto cuenta con 7 hectáreas en Gualtallary, de las cuales 6 están plantadas.
En la actualidad, Marcelo Reich se sumo al proyecto como socio y Martín Mitchell es el Brand Ambassador del mismo. Macerlo y Martín presentaron gran parte del portfolio de Gen del Alma.
De la línea JiJiJi probamos el Chenin Blanc y el Blend de Malbec y Pinot Noir. De la línea Otra Piel degustamos el Chardonnay y el Blend de Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir. Probamos también las etiquetas Superlógico, Gene, CruaChan y el tope de gama, Seminare. Te dejamos nuestras impresiones de los vinos.
Empezamos con el JiJiJi Chenin Blanc 2018, 100% CB de Villa Seca, Tunuyán. Antes de la fermentación, las uvas sufren una maceración en frío en presencia de las pieles, lo que se traduce en un color dorado muy intenso. La fermentación se hace en ánforas de cemento a bajas temperaturas. En nariz tiene notas cítricas acompañadas de aromas que recuerdan al pan tostado. En boca presenta una acidez bien marcada con las notas cítricas presentes. Ideal para tomar bien fresco en verano.
Seguimos con Otra Piel Chardonnay 2017, 100% CH de Gualtallary, donde nuevamente las uvas son maceradas en frío en presencia de los hollejos. La fermentación se hace en tanques de acero, también a bajas temperaturas, y el 30% del mosto pasa a barricas de roble francés usadas para realizar la fermentación maloláctica. A la vista el color es amarillo muy intenso debido a la maceración con las pieles. En nariz predominan aromas frutales de pulpa blanca, el aporte de la segunda fermentación es muy sutil. En boca destaca una acidez muy agradable y una estructura muy interesante, fruto del paso por madera. Un vino elegante.
El primer tinto fue el JiJiJi Blend 2019, combinación 50% y 50% de MB y PN, ambos de Gualtallary. La novedad de este blend es que la totalidad de los racimos enteros hacen una maceración carbónica en piletas de hormigón con epoxi para pasar luego a ánforas de cemento de 3000 L donde se lleva a cabo la fermentación. En nariz predominan las notas a fruta roja y en boca se caracteriza por una acidez marcada, bien típica de los vinos con maceración carbónica, y taninos presentes. Ideal para tomar un poco más fresco que lo indicado usualmente para los tintos.
Seguimos con Superlógico 2017. Si bien la etiqueta reza Malbec, hay un 15% de Syrah y de Cabernet Sauvignon (las cantidades de cada cepa no se especifican). Las uvas son de El Peral, Tupungato, y de distintos productores, todos vecinos de la bodega, razón por la cual la etiqueta tiene como subtítulo Malbec de Barrio. La fermentación se lleva a cabo en vasijas de cemento, donde el 30% de las uvas está como racimo entero. No hay paso por madera. De nariz compleja, interesante, que evoluciona hacia el lado del clavo de olor y de las aceitunas. En boca es de acidez media, con taninos que no interfieren y de estructura media. Muy fácil de tomar.
Pasamos al Gene 2018, otro blend de MB (50%), CS (20%), CF (20%) y ML (10%), todas de Gualtallary. Las uvas fermentan en piletas de cemento, el 30% del vino sufre fermentación maloláctica en barricas de roble francés usadas. Nariz interesante, toques especiados que dan lugar a notas frutales en un segundo plano. De acidez media y taninos marcados, resultó un vino muy bebible, uno de los puntos destacados de la noche.
El siguiente vino fue el CruaChan 2016, un MB 100% de Gualtallary, que fue fermentado en ánforas de cemento, con los racimos enteros en el 30% de las uvas. Luego de las dos fermentaciones, el vino pasa un año en fudres de roble francés de 500 L. De nariz muy frutal, con notas de mineralidad muy sutiles, lo mismo que el aporte de la madera. En boca está más presente el efecto de la madera aportando elegancia al vino, taninos muy suaves y una acidez moderada.
Seguimos con Otra Piel Blend 2017, elaborado a partir de CS (60%), CF (30%) y PN (10%), todas de Gualtallary. Las tres variedades son co-fermentadas en ánforas subterráneas con sus racimos enteros. De nariz especiada que recuerdan al CF e incluso al PN (clavo de olor). En una segunda nariz se hacen presenten notas piracínicas, más características del CS. En boca la acidez es moderada, los taninos están más marcados pero no invaden, de estructura interesante. Un vino muy elegante, otro punto alto de la degustación.
Terminamos con Seminare 2016, 100% MB de Gualtallary. Uvas fermentadas en ánforas de cemento, a bajas temperaturas, con el 60% de las mismas manteniendo sus racimos enteros. El vino fermentado pasa un año en barricas de roble usadas. Nariz muy potente, con notas frutales que predominan, pero con capas de aromas florales y minerales también presentes. En boca notamos taninos bien presentes que combinan perfectamente con una acidez moderada, estructura importante y final prolongado. Un vino muy elegante que invita a difrutarlo.
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