El jueves 10 de
octubre degustamos los vinos de Anaia, un proyecto que se sitúa en
Agrelo, donde Patricia Serizola, Osvaldo del Campo y Octavio Molmenti
compraron 72 hectáreas para construir una bodega. El proyecto es
ambicioso, de enoturismo, ya que incluye una casa para visitantes,
todavía no terminada, que se dedicará al turismo corporativo
(business lodge).
Desde el inicio
contaron con el asesoramiento de Héctor Durigutti y actualmente la
winemaker es
Alejandra
Martínez Audano y Gustavo Podestá Van der Heyde
el encargado de la parte agronómica.
En la actualidad la
producción de la bodega es de 250.000 botellas y desarrollaron
“mates” de concreto de 9600 L de capacidad, que por su forma
particular y mecanismo basculante mantiene en contacto constante el
líquido y los sólidos evitando el uso de bombas para remontajes y
trasiegos y son usados para fermentar y para criar. Las
microvinificaciones y crianzas se llevan a cabo también en barricas
de 500 L y en cubas de 4500 L, ambas de roble francés. La bodega
comercializa tres líneas: Escorado, Anaia y Gran Anaia. En todos los
casos el rendimiento es del orden de 4 a 6 toneladas por hectárea.
Degustamos las dos
etiquetas de Escorado, Blend de Blancas y Blend de Tintas. De la
línea Anaia probamos el Viognier, el Malbec y el Cabernet Sauvignon.
Finalmente, degustamos el Malbec y el Cabernet Sauvignon de Gran
Anaia. A continuación algunos comentarios de los vinos degustados.
Escorado Blend de
Blancas 2018: 50% SB y 50% VG, fermentación en tanques de acero con
leve paso por madera. De este vino destacan la potente nariz que
recuerda a frutas blancas, una acidez marcada y un muy buen cuerpo en
boca. Un blanco elegante que vale la pena probar.
Escorado Blend de
Tintas 2017: 55% MB y 45% CS. El MB es fermentado y criado en
concreto y el CS es fermentado y criado en cubas de roble. El blend
tiene además una año de estiba en botella. Notamos una primera
nariz láctica que da lugar a notas más complejas donde combinan
vegetales y fruta roja. Taninos marcados en boca, de final
interesante.
Anaia VG 2018:
fermentado en tanques de acero, el 50% del vino pasa por barricas de
roble nuevas por 6 meses. Aromas
que
recuerdan a frutas
blancas,
típicas
del varietal, franco
en boca y
de acidez
marcada.
Un vino interesante.
Anaia
MB 2017: el primer vino de la bodega fermentado y criado en los mates
de concreto. De nariz compleja, se combinan la fruta roja con notas
herbales y un toque láctico, al menos en primera nariz. En boca
muestra una acidez muy interesante y amable que otorga un final medio
y alta tomabilidad. Un punto alto de la noche.
Anaia
CS 2017: este CS se vinifica de manera similar al Anaia MB, con
fermentación y crianza en mates de concreto. En nariz destacan notas
de perfil frutal, frutas negras fundamentalmente. En boca se notan
los taninos típicos del varietal. Buen cuerpo, final medio.
Anaia
Gran MB 2017: vino fermentado en mates de concreto, añejado durante
12 meses en cubas de roble y estibado otro tanto en botella. De nariz
compleja, donde resalta la fruta roja y la madera hace un aporte muy
sutil. En boca los taninos aparecen domados, de acidez muy
interesante que le aporta buen cuerpo.
Anaia
Gran CS 2017: la vinificación de este CS es similar al Gran MB. Es
muy elegante en nariz, con notas que recuerdan a frutas rojas y
negras, nuevamente la madera haciendo un aporte que no opaca al
varietal. En boca, los taninos están presentes pero no invaden, de
final medio a prolongado que lo hacen muy agradable.
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