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viernes, 23 de agosto de 2019

Degustamos los vinos de Finca Buenaventura


El jueves 15 de agosto degustamos buena parte del portfolio de etiquetas de Finca Buenaventura de la manos de dos de sus dueñas, Ana María Delmar y Maggie del Castillo.

La Finca es un emprendimiento con base en el Valle de Uco, a 1170 msnm y con poco más de 60 ha plantadas, de un total de 100, que aprovechan los diferentes microterroirs que se dan en la zona. Con una producción del orden del millón de litros, el 60% de la misma se exporta, principalmente a Europa, y parte del 40% restante se vende a otras bodegas. El enólogo de la bodega es Sergio Giménez.

Degustamos las líneas de entrada de gama Ad Astra (Sobre las Estrellas) y Áureo, el Áureo Punto de gama media, Áureo La Obra de la gama premium y los Áureo Ruta 90 y de Colección de la gama súper premium.

Arrancamos con el Ad Astra Chardonnay 2017. De color amarillo dorado, presenta una nariz con un perfil claramente cítrico y con notas que recuerdan a fruta de pulpa blanca. En boca persisten las notas cítricas que combinan muy bien con una acidez marcada y agradable. Seguimos con el Ad Astra Rosado de Malbec 2017. En este caso lo primero que llama la atención es la coloración, mucho más intensa que la los rosados a los que estamos acostumbrados, color seguramente logrado por un mayor tiempo de maceración del mosto en presencia de los hollejos. En nariz aparecen notas a fruta roja como ciruela y guinda y en boca nuevamente aparecen notas que recuerdan al varietal, combinadas con una acidez no muy marcada que otorgan un final interesante. Terminamos esta tanda con el Áureo Petit Verdot 2017, un vino de color muy profundo que mantiene tintes rojizos, de nariz muy compleja, con notas herbáceas y frutales, que recuerdan a fruta negra. En boca es algo agresivo a la entrada, vale la pena esperarlo un poco para que abra. Los taninos son moderados para lo que se puede esperar de la variedad y el final es medio a prolongado.

Seguimos con el Áureo Punto Malbec 2015. El 40% del vino tuvo un paso de 9 meses por barricas de roble francés de segundo uso. Presenta un color rojo granate de alta intensidad, con una nariz elegante que evoluciona con el paso de los minutos y muestra notas de frutas rojas con otras que recuerdan el paso por madera. En boca tiene taninos firmes y un final medio a prolongado. Seguramente gana en riqueza aromática y en boca si se lo decanta.

Pasamos a la gama premium de la finca con la etiqueta Áureo La Obra 2013, el blend del enólogo Sergio Giménez, con un 60% de Malbec que pasó 12 meses en barricas de roble francés y americano y el 40% de Cabernet Sauvignon sin madera. Muestra un color rojo muy intenso, con tonalidades que recuerdan a la cereza. Es muy elegante en boca, con notas que evolucionan desde las frutas rojas hasta vegetales para terminar con aromas a caramelo que recuerdan el paso por madera. La elegancia del vino se mantiene en boca, con taninos moderados y un final medio a prolongado.

Terminamos la noche con las dos etiquetas súper premium. El Áureo Ruta 90 Gran Malbec 2017. Este vino se elabora solamente cuando la cosecha es de calidad excepcional. Tiene un paso por roble francés de primer uso de 12 meses. Muy intenso a la vista, dominando las tonalidades rojas. En nariz aparecen notas a fruta roja madura, que hacen pensar en una añada más vieja. En boca es bastante franco, muy potente, con taninos equilibrados y un final prolongado. El Áureo de Colección Gran Malbec 2017 fue fermentado en barricas de roble francés nuevas abiertas, que se cerraron para la fermentación maloláctica. Luego el vino permanece en las barricas hasta completar 15 meses y pasa un año en botella antes de salir a la venta. Encontramos un vino de coloración rojiza muy intensa, con notas a fruta roja bien madura marcadas y la madera perfectamente integrada. Franco en boca, con mucho cuerpo y taninos amables que acompañan un final prolongado.

martes, 13 de agosto de 2019

Degustamos la variedad Rufete Blanca

Degustamos El Helechal 2017, un vino con Certificación de Origen Vinos de la Tierra de Castilla y León, de la bodega española Viñas Serranas, un proyecto de César Ruiz, enólogo también español, ubicada en la Sierra de Salamanca.

La particularidad de este vino es que está elaborado 100% con Rufete Blanca. Si bien la variedad tinta es más conocida, la Rufete Blanca es singular, siendo autóctona de la zona de la Sierra de Francia al sur de Salamanca. Es una uva con un racimo pequeño y compacto, con la piel dura, de la que se obtienen rendimientos muy bajos.

En cuanto a la elaboración del vino, es fermentado en tanques de acero, en contacto con los hollejos durante una semana. Luego es prensado para separar el sólido y la fermentación termina en barricas de roble francés usadas, donde el vino permanece 10 meses más para madurar. La producción es de solamente 1200 botellas.

 A la vista llama la atención por el color casi anaranjado. En nariz destacan notas cítricas, en particular aromas que recuerdan a la cáscara de naranja. En boca es seco, con una acidez tan marcada como agradable, la cual deja un final muy interesante. Una rareza que vale la pena probar si se tiene la oportunidad.