El sábado 23 de marzo asistimos a una degustación al paso de la nueva línea de Bodega Séptima, Séptima Tierra, de la mano de Martín Llovet.
Esta nueva línea está compuesta de cuatro Malbec, todos de 2017. Dos son de Gualtallary, Valle de Uco, a 1310 msnm, provenientes de un suelo rico en piedra y arena, poco profundo y poca retención de agua. La diferencia entre ellos es que uno pasó 12 meses por roble francés de segundo uso y el otro MB no tiene paso por madera.
El tercer ejemplar proviene de Chacayes, también Valle de Uco, a 1200 msnm, de suelo rico en piedra, arena y carbonato de calcio, de origen aluvional, poco profundo y poca retención de agua. Tiene un paso de 12 meses en roble francés de segundo uso.
El cuarto MB es de Agrelo, Luján de Cuyo, a 1050 msnm. Esta uva creció en un suelo rico en canto rodado, aluvial, franco arcilloso con gran retención de agua. También pasó 12 meses en roble francés de segundo uso.
La primera impresión al probar estos cuatro vinos es que los cuatro son excelentes productos. El único de los cuatro que no presenta paso por madera, de Gualtallary, fue el que más destacó en nariz, con notas a fruta roja fresca bien marcadas. El MB de Agrelo resultó un típico ejemplar de la zona, con notas que recuerdan a mermelada de ciruelas. La sorpresa de la degustación fue el Chacayes. De color violáceo muy intenso, con una nariz muy compleja, con notas vegetales y que recuerdan a frutas cocidas y con una mineralidad característica en boca.
Más allá de gustos personales, vale la pena degustar los cuatro vinos, no sólo por la calidad del producto sino también para aprender más sobre las diferencias (sutiles a veces) entre las distintas regiones de nuestro país.
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