El jueves 9 de agosto estuvimos en la degustación de Bodega y Cavas Weinert en Alma de Los Andes, guiada por su enóloga Iduna Weinert. Estamos hablando de una bodega fundada en 1975 en Luján de Cuyo que elabora vinos añejados durante varios años en toneles de un promedio de 6000 L de capacidad, aunque tienen un tonel de más de 40.000 L.
Arrancamos con dos vinos de la línea Carrascal, un MB 2013 y el Corte Clásico Cosecha Especial 40 años. En el caso del MB observamos un color rojo muy profundo con una coloración más clara en la herradura que denota la evolución. En nariz es muy complejo, con notas frutales al comienzo, que dan lugar a notas de cuero, típicas de un vino tinto añejado. En boca es bastante franco, con un final dulce y taninos muy sutiles. El Corte Clásico es un blend de MB, CS y ML conformado por uvas de 11 cosechas distintas entre 2004 y 2017, con una añejamiento de 3 años en algunas de las añadas. El color de este corte denota también evolución sin ser tan intenso como el MB 2013. Muy delicado en nariz, con notas frutales y vegetales, en boca se muestra muy elegante, con taninos más marcados, seguramente aportados por el CS y una acidez más que interesante.
Pasamos a la línea Weinert, de la que degustamos el MB 2006 y el ML 2007. En vista notamos en el MB una coloración rojo violácea intensa y en el ML con una rojo rubí de intensidad media-alta. Una nariz compleja y elegante, con notas florales dominantes, en el caso del MB y aromas típicos que recuerdan a mermelada de frutilla en el caso del ML. En boca son bien distintos, un vino con mucho cuerpo en el caso del MB y uno de cuerpo medio pero de gran suavidad en el caso del ML. Dos ejemplares excelentes, por la tipicidad nos gustó más el ML.
Seguimos con el Cavas de Weinert Cask Selection 2007, un blend con 40% de MB, 40% de CS y 20% de ML y 10 años de añejamiento en toneles. A la vista es de color rojo profundo con colaración que denota la evolución. En nariz es muy interesante, notas terrosas, típicas del añejamiento (¿ML?), que dan lugar a otras más frutales y vegetales. En boca presenta una estructura firme, con taninos marcados pero no invasivos y un final dulce.
Terminamos con el Tonel Único Nro. 111 MB 1994, un vino con 23 años de añejamiento en toneles de roble francés y que dio lugar a una partida de menos de 8000 botellas. Es difícil describir la sensación de degustar un vino de 24 años de edad. A la vista sorprende por la vivacidad. La evolución que muestran los vinos anteriores está ausente en este caso. En nariz los aportes de los toneles se hacen presentes en notas especiadas, como regaliz, y los aportes varietales aparecen en forma de notas que recuerdan al mentol. La estructura que tiene este vino es increíble, acompañada de una acidez firme que invita a tomar. Es difícil no elogiar semejante vino.
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